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domingo, 28 de febrero de 2010

Las columnas de Hércules


Cuenta la leyenda que cuando Zeus dejó embarazada a Alcmena de Hércules (Heracles) y proclamó que el primer descendiente de Perseo en nacer se convertiría en rey, los celos hicieron que Hera, la legítima esposa de Zeus, atrasara tres meses su nacimiento para favorecer a Euristeo, el primo de Hércules, también descendiente de Perseo y usurpador del trono.

Pero la cólera de Hera no quedó ahí. En un arrebato de locura instigado por Hera Hércules mata a sus hijos y a dos sobrinos. Convencido por su hermano Ificles y una vez recobrada la razón visita el Oráculo de Delfos. En penitencia por su acción la sibila le indica que deberá estar al servicio del rey de la Argólida, Euristeo, durante doce años y realizar los diez trabajos que éste le ordene.
Puesto que Hércules contó con ayuda para realizar dos de las tareas, Euristeo le obligó a realizar dos más dando lugar a la leyenda de los doce trabajos de Hércules.
Entre ellos se encuentra el del robo del ganado de Gerión.

Habiendo llegado al monarca argólico la fama de los bueyes de Gerión, ser fabuloso que poseía tres cuerpos y que moraba en el Lejano Occidente, y aprovechándose que aún no habían expirado los doce años de servicios, encargó a Heracles que capturase dichos rebaños.
Mientras viajaba hacia allí, cruzó el desierto libio (Libia era el nombre genérico de África para los griegos) y quedó tan frustrado por el calor que disparó una flecha a Helios, el sol. Helios le rogó que parase y Heracles pidió a cambio la copa dorada que el dios usaba para cruzar el mar cada noche, de oeste a este. Heracles usó esta copa dorada para llegar a Eriteia (una de las islas donde se asienta la actual ciudad de San Fernando).

Para navegar sobre el océano separó las rocas que separan Europa de África: Kalpe (El peñón de Gibraltar) y Abila (El actual monte Hacho en Ceuta).

Las Columnas de Hércules fueron un elemento legendario de origen mitológico, que señalaban el límite del mundo conocido, la última frontera para los antiguos navegantes del Mediterráneo. Bajo el lema «Non Terrae Plus Ultra» los romanos asignaban el confín del continente, que si bien se asoció a Finisterre, también simbolizaba el estrecho de Gibraltar.

Carlos I de España incorporó las columnas en su escudo de armas con la leyenda "Plus Ultra". Este elemento heráldico ha permanecido con mayor o menor presencia en el curso de los sucesivos monarcas, aunque en la actualidad no aparecen en el escudo del Rey de España, sí lo hacen en el escudo de España.

El actual escudo de Andalucía, basado en el escudo de la ciudad de Cádiz, muestra la figura de un Hércules joven entre las dos columnas de Hércules que la tradición sitúa en el estrecho de Gibraltar, con una inscripción a los pies de una leyenda que dice: "Andalucía por sí, para España y la Humanidad", sobre el fondo de una bandera andaluza. Cierra las dos columnas un arco de medio punto con las palabras latinas «Dominator Hercules Fundator», también sobre el fondo de la bandera andaluza.

¡Feliz día de Andalucía!

viernes, 26 de febrero de 2010

El humo ciega tus ojos


Dejar de fumar es fácil: yo lo he hecho muchas veces.
Mark Twain.




Lo había intentado en contadas ocasiones, pero en su interior nunca había existido el total convencimiento, el propósito firme que da paso a la realización.
Por eso tampoco necesitó nunca grandes excusas para recaer.

El hábito se mantenía en su vida como algo periférico a lo que no se le prestaba importancia, algo que sólo resultaba molesto cuando se le echaba de menos y a lo que no estaba dispuesto a renunciar, no al menos mientras ignorase sus consecuencias.
Fue entonces que conoció la noticia.

Se sintió incapaz de ir a visitarlo aunque habían sido buenos amigos. Quizá por eso pensó que no soportaría ver el estado al que la maldita enfermedad lo había doblegado.

Por primera vez en su vida tuvo miedo. Tomó una determinación y puso una fecha límite.
Pero los grandes vicios, al menos en su caso, no se pueden arrojar por la ventana. Es necesario hacerlos descender por los escalones uno a uno.

Ignora cuándo vendrá su epifanía o qué la provocará.
Tampoco le importa. Mientras siga teniendo algo tan sólido a qué aferrarse.

viernes, 19 de febrero de 2010

In statu quo ante bellum

Siempre he pensado que trabajar en lo que a uno más le gusta debería ser un derecho y no un privilegio. Y así me he sentido yo siempre, afortunada de encajar en una profesión que tiene tanto de vocacional como para que no se me hayan hecho cuesta arriba los veintitrés años que hace que encontré mi sitio por casualidad.

En una familia en la que las fobias a las batas blancas es casi endémica yo tenía cuasi garantizada mi futura profesión. "Esta niña va a ser controladora de aviones, como su padre". Y así crecí, convencida de que acabaría frente a un micro voceando directrices en inglés.
Pero las jugadas nunca salen como están planeadas.

Para inscribirse en el curso de controlador de tránsito aéreo se necesitan unos requerimientos. Entre ellos la obtención previa de un título universitario oficial de Diplomado / Ingeniero Técnico / Arquitecto Técnico o Licenciado/ Ingeniero /Arquitecto o haber superado el Primer Ciclo Completo de una carrera universitaria de grado superior. O sea, al menos tres años de Universidad.

Mi padre, cuyo sentido común continua siendo faro y guía para mí, me sugirió que en vez de acabar el primer ciclo de una carrera superior completara una diplomatura. Así que presenté solicitudes de ingreso en todas y cada una de la escuelas de técnicos o diplomados que había en la ciudad.
Quiso la casualidad que la Escuela de Enfermería del Hospital Virgen Macarena fuera la primera que me respondió aprobando mi solicitud, así que tras aprobar el examen de ingreso me matriculé en Enfermería...Y me quedé para siempre.

Durante muchísimos años trabajé duro, consolidando una carrera de la que me sentía orgullosa.
Para bien o para mal tuve que pasar por algunos de los servicios más duros de mi profesión. Pero ya sea por el esfuerzo de mis compañeros, ya por la gratificación de ver que tu trabajo sirve para mucho nunca me quejé.
Y hace unos años encontré sitio en una especialidad que me encanta y de la que he aprendido mucho.
Siempre me he considerado buena en el trabajo, y no es vanidad sino la contatación de un hecho, así que he participado activamente en las actividades de formación y educación del servicio. He asistido a cursos tanto como oyente como docente y he publicado trabajos. Bueno, quizá no mucho el año pasado pero las circunstancias familiares a veces obligan a dejar atrás otras consideraciones.

Y, como en todos los demás aspectos de la sociedad en que vivimos, la crisis también afecta a la sanidad.
Todas las grandes recesiones económicas han traido drásticas medidas. Así que cuando hace unos meses se rumoreó que iba a cambiar la cúpula del poder sanitario nadie se asombró. Así que de buenas a primeras se empezaron a implantar las nuevas directrices.

No todos los cambios son para peor, o al menos eso deseo fervientemente. Porque el panorama se presenta desalentador.
Da pena pensar que después de llegar tan alto nos obliguen a caminar marcha atrás. Pero así son las normas.

Sólo espero que las nuevas iniciativas destinadas a "mejorar" las actuales carencias de la sanidad no acaben llevando a la desilusión a muchos profesionales que, como yo, hemos comprobado en numerosas ocasiones que donde prima la estadística, que se quiten las personas.

domingo, 14 de febrero de 2010

Cíclopes






No, esta entrada no tiene nada que ver con Polifemo ni la mitología griega.
Se trata de un descubrimiento. Un artista argentino nacido en El Bolsón- un precioso municipio de la Patagonia andina- bastante conocido por sus comics Tres en uno y sus caricaturas de famosos, todos con la característica de poseer un sólo ojo.

Con vosotros, Andrés Barzi
También podemos encontrarlo en su blog Tr3 en uno

jueves, 4 de febrero de 2010

Do for fun!

O cómo hacer que la mayoría de la gente prefiera las escaleras convencionales a las mecánicas.


Photobucket

¿A que te animas?

miércoles, 3 de febrero de 2010

Punto y aparte


Durante diez años Linda fue la entusiasta de los anticuarios. Los sillones eduardianos, el jarrón de Lalique, la alfombra persa de Tabriz...
Un corazón roto; es todo lo que me dejó. Pero...
¡Bah!
¿Quién necesita decorador?

Compañeros de viaje