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miércoles, 26 de diciembre de 2007

Amor, Curiosidad, Prozac y Dudas

Y miedos, y desengaños, y salidas de tono, y bromas, y ropa, y champú, y sorpresas, y catarros, y paseos, y cocinas, y regalos, y predictor, y tampax, y klinex, y amor de hermanas, y conversaciones, y viajes, y lágrimas, y almuerzos,y quirófanos,y playas, y besos, y horas y horas de cariño.

En mi caja fuerte de los tesoros, vosotras sois lo más valioso.
Os quiero, chicas. Gracias por alegrar mi Navidad.

martes, 18 de diciembre de 2007

Cuando Menos te lo Esperas


Parece mentira lo frágil que es la falsa sensación de seguridad, de normalidad con la que tratamos de tejer nuestro devenir.
Esta mañana, mientras conducía para la última revisión de lo que creía un tema zanjado, iba pensando en las dos últimas entradas con las que iba a clausurar el año de este blog. Iban a estar dedicadas a las tres personas que más quiero en este mundo, y por mi cabeza sólo pasaban imágenes festivas, canciones alegres, mucho optimismo y ganas de comerme el mundo.
Sin embargo la Vida, el Sino, el Destino -llamadlo como queráis- se complace en destruir la estructura que tan cuidadosamente elaboramos para mantener la cordura, la serenidad.
Y todo aquello que creía resuelto vuelve a presentarse ante mí. Me pilla desprevenida cuando más tranquila estaba. De repente, me doy cuenta de los absurdo del falso refugio que creía tener. Todo aquello que me atormentaba y que creía zanjado vuelve sin aviso con la fuerza de un tsunami. Y todo desencadenado por una frase aparentemente inócua: Me gustaría repetir esta prueba.
Sé que debo estar tranquila, que todo apunta a una alta posibilidad de benignidad. Pero el velo de alegría que me cubría se ha desgarrado.
Estoy nerviosa, tiemblo. Ni siquiera soy capaz de centrarme en lo que hago.
Necesito rumiar mis posibilidades, y sobre todo, discutirlas con el Clon.
De momento, me han arruinado las Navidades.

sábado, 1 de diciembre de 2007

If You Could Read My Mind


Hace tan sólo un par de noches alguien, preocupado, me preguntó acerca de mis escritophenias.
Pensaba que era transparente en exceso, que quizá estuviera dejando asomar más de lo que debiera, que dejaba demasiado entrever entre líneas. Y sin embargo tuvo la generosidad de explicarme su opinión y de permitir que le respondiera.

¿Qué verías si pudieras leerme la mente?
A priori, cantidad de fantasmas; viejos demonios; recuerdos dolorosos; inquietudes...
Cualquiera que haya deseado alguna vez poner el freno a sus pensamientos me entenderá.
Pero también tengo cantidad de cosas buenas a las que aferrarme.
He vivido eones de emociones, he gozado de océanos de amor, he saciado toneladas de caprichos y curiosidades y sobre todo he logrado conocer mi millón de amigos.
Y es verdad que suelo escribir poco o nada sobre lo que me pone las pilas. No sé...
Quizá guarde esos tesoros como un loco avaro, quizá me dé miedo que se rompa el hechizo si lo comparto.
Pero creo que la respuesta es más sencilla aún:
Creo que simplemente intento sacar lo de disonante que hay en mí. Que los pensamientos son como las muelas: que sólo te fijas en la que duele. Que cuánto más duele más insistentemente te la tocas con la lengua hasta que sacas el valor necesario para arrancarla de tí.

Una vez fuera, yo sigo siendo el cascabel que suelo ser y que recuerdan quienes me conocen bien.
Y si pudieras leerme la mente te reirías conmigo, te reirías de mí. De las cosas que me avergüenzan (pero sólo una chispita, que conste), de las que me hacen sentir orgullosas, de las que me enternecen, de las que me ponen(y de quienes me ponen también), de las que me dan subidón y de las que son como un bálsamo.

Las cosas que he escrito están escritas con toda la intención.
He expresado exactamente qué decir y qué ocultar. Sé que han cumplido su finalidad -su doble finalidad- y eso es de lo que se trata.

No obstante te doy las gracias, K. Por tu sinceridad. Por tu preocupación. Por obligarme a darte una explicación.


Esta entrada va dedicada a todos aquellos que alguna vez me preguntaron si me pasaba algo. Pero en especial a aquellos que tuvieron la generosidad de quedarse a escuchar mi respuesta.


¿Quieres oirla?

Compañeros de viaje