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miércoles, 30 de diciembre de 2009

Stormy Weather


Sigue lloviendo.
A poco más de un día del nuevo año y no tengo más propósito que contemplar la lluvia hipnótica y sedante mientras mis dedos dibujan intrincados arabescos en el cristal y ...
Ella canta.

martes, 22 de diciembre de 2009

Un ligero toque de humor navideño.



Muchas Felicidades para todos, en especial para aquellos a los que no les gusta la Navidad.
Tranquilos; sólo ocurre una vez al año.
¡Va, porfa! Una sonrisita...
¡Disfrutad mucho!

lunes, 21 de diciembre de 2009

Una cierta nostalgia.


Está confirmado.
Dentro de su gira nacional el musical Mamma mía! vendrá a Sevilla en Abril del año que viene.
Y allí estaré yo, entre el público más entusiasta de mi generación.

Hace ya algunos años que tuve la oportunidad de verlo en el teatro londinense Prince of Wales; fue una versión maravillosa con unos intérpretes que cautivaron a un público sediento de nostalgias y que respondió masivamente a las letras y la música de lo que fueron iconos generacionales.

Posteriormente rodaron una película que, psss, no mejoró en nada al musical excepto por la para mí divina actuación de Christine Baranski (extraordinaria en su papel de Mrs.Hofstadter en The Big Bang Theory).

Y ahora vuelvo a tener la oprtunidad de verla sobre un escenario.
Casi me siento como las protagonistas de La boda de Muriel (maravillosa Rachel Griffiths, quien más adelante bordó el papel de Brenda Chennoweth en una de mis series favoritas: A dos metros bajo tierra).

En fin, que pongo todas mis esperanzas en que encuentren intérpretes de probada calidad, no como la pedante de voz engolada que escogieron como prota para la versión española anterior y a quien me negué a ver por principios.
Y eso que no podía dejar de cantar aquello de:

Mamma Mia... otra vez igual,
ay! ay!
¿cómo resistirme?
Mamma Mia... siempre acabo mal,
ay! ay!
no se corregirme
mi corazón rompiste
siempre he vivido triste,
ay! ay!
desde que te vi partir
Mamma Mia... ahora ya lo se,
ay! ay!
no debí dejarte ir...

jueves, 17 de diciembre de 2009

Crónica de un finde anunciado.


No pretendo presumir de annus horribili en exclusividad ¡válgame el cielo tamaña insolencia! pero después de las incómodas vivencias con que el 2009 ha tenido a bien regalarme no podía sino compensarme acabando el año con una celebración llena de entusiasmo y alegría.
No ha sido más que una reunión de buenas amigas que se quieren mucho y se ven de higos a brevas, pero en su modestia ha radicado su grandiosidad, porque sin proponerlo ni planearlo el fin de semana nos ha salido redondo.
Muchas gracias a Cris, Dhwilinel, RedSonja y Amilos por su visita. Muchas gracias también a Jose por compartir la responsabilidad del cicerone y por fregar la olla de los espaguetis. Y gracias también a Seni por sus anécdotas que siempre nos hacen reír. Y un beso para Víctor, al que conocimos por fin.

Hemos tenido de todo: enormes abrazos de reencuentro, comida casera, música, dulces tradicionales, charlas infinitas, dolor de pies, visitas culturales y muchas horas de coche.

El Viernes, por ser día de llegadas escalonadas, nos quedamos en Sevilla paseando por sus calles iluminadas con la ilusión de las Navidades venideras, aunque previamente pudimos degustar un perfecto almuerzo casero improvisado sobre la marcha. El tiempo fue benévolo y disfrutamos de las calles llenas de gente, alegría y enormes paquetes de regalos. Entramos en las confiterías más tradicionales y no nos fuimos con las manos vacías.
Llamadas al móvil, citas y aeropuertos, y a la hora de la cena todos estábamos cálidamente acomodados frente a una buena colección de platos exquisitos.
Por cierto, que me estoy pensando seriamente la idea esa de abrir un blog de recetas entre todos, jeje.

El Sábado amaneció soleado aunque frío. Tiramos millas en la Manzanita y más pronto que canta un gallo nos plantamos en Córdoba Sultana.
Impresionante la visita a la Mezquita. Casi toda la mañana se nos fue en su contemplación. Pero el hambre azuzaba y en plena Judería gozamos de las delicias de la comida mozárabe más tradicional en un precioso patio ajardinado (Dios bendiga las estufas) y acabamos con unas degustación de dulces y tes en uno de los lugares más bonitos de la capital.

Nuestro recorrido por las estrechas callejuelas nos llevó a través de las tres culturas convergentes en la ciudad: la romana, representada por el estoico Séneca; la musulmana con su más flamante representante Averroes ;y judía, con la influencia universal de Maimónides.
El frío del ocaso se nos echaba encima. Era hora de volver.
Conseguimos ¡oh, milagro! reserva para cenar en un sitio céntrico y de vuelta a llenar las barriguitas.
No tuvimos mucha suerte con las copas. A pesar de que conseguimos un lugar donde aposentarnos, se trataba de la azotea del hotel Eme Fusión desde donde gozábamos de la mejor vista sobre la Catedral y la Giralda casi tanto como del relente nocturno que nos obligó a huir del frío.

El Domingo se presentó gris y desapacible. Tal vez no fuera el mejor día para visitar el Parque de María Luisa y el Museo Arqueológico, pero no nos podíamos perder la exposición del Tesoro del Carambolo, máxima muestra de la cultura tartésica de la zona.
Además, mal que le pese a Red, visitamos salas y salas de restos romanos. A ver ¿qué esperabas encontrar en la mismísima cuna imperial de Trajano y Adriano?

Las horas de salida estaban escalonadas, así que un bocado rápido en el Vip's (que parece haberse convertido en tradición de las quedadas, jeje) y a llevar a Cris a la estación de tren.
Como siempre, la despedida fue emocionada. Nuestras manos no dejaban de decir adiós mientras Cris se hacía cada vez más pequeñita.

Necesitábamos entrar en calor urgentemente. Puesto que Red y Dhwi no se iban hasta las nueve de la noche llegó la hora de despedirnos también de Amilos y Jose.
Nosotras tres nos dirigimos a casa para una merienda reparadora (¡y otra vez comiendo!).
Nos sentamos a ver una peli. Se trataba de un capítulo dirigido por Tim Burton de una serie de cuentos infantiles producida por Shelley Duvall (la canija llorona de El resplandor) Lo más flipante fue distinguir el estilo burtoniano entre toda la estética Kitsch y ochentera de la peli.
La experiencia no tiene comparación.

Llegó la hora de la despedida definitiva: se fueron las chicas y creo que por fin me senté a descansar en condiciones por primera vez en todo el finde. Pero mereció la pena la paliza. Palabrita.

¡Ah, antes de que se me olvide!
Cris, Dhwi:
QUEREMOS VER LAS FOTOS YAAAA...

viernes, 4 de diciembre de 2009

Tá fáilte romhat, Caillech!


Cuando la nieve y la oscuridad se ciernen sobre sobre lo más profundo de los bosques escoceses llega la hora de los cuentos. El venerable abuelo, sentado junto al fuego del hogar, vuelve a llenar de magia la imaginación de los niños.

A Caillech se la conoce con el nombre de Reina de las Nieves. De ella se dice que es fría e implacable, de larga melena blanca y labios azulados y que conduce un trineo blanco arrastrado por dos corceles a través del solitario invierno. En realidad Caillech es una Diosa mucho más antigua, siendo considerada la 1º Diosa primigenia de la muerte y el renacimiento, el invierno y la sabiduría.

El invierno trae consigo días grises, frío y nieve. Los pájaros emigran hacia tierras más cálidas y los árboles se quedan sin hojas. Es entonces cuando las hadas del invierno emprenden una intensa actividad. Se ocupan cuidadosamente de los árboles y las plantas perennes, como el pino o el boj, y los revifican con su energía espiritual, y previenen o reparan los daños que pueden ocasionar la nieve y el frío en los arbustos más frágiles. Al igual que las hadas de otras estaciones, las del invierno están perfectamente preparadas para su tarea, e incluso sus vestidos se confunden con los colores de la vegetación invernal. Desde los limpios tonos blancuzcos de las hadas del lirio de invierno y del endrino, los amarillos de los elfos del tejo y de la pequeña hada del bonetero, y el violáceo del elfo de la ortiga muerta. Y es que los colores que lucen las hadas y los elfos del invierno se corresponden con los de las plantas y las flores a los que están vinculados.
Pero entre todos ellos destacan de una manera especial el hada del árbol de Yule y el elfo del acebo como los más representativos del solsticio de invierno. La noche del 22 de diciembre, el hada del árbol de Yule llevando una varita luminosa en la mano, encabeza el cortejo del carnaval de invierno del país de las hadas. Las demás llevan ramas de abeto y entonan sus cánticos excepto el hada del bonetero y el elfo del tejo, que iluminan con velas la oscuridad entre la maleza, y el elfo del acebo que, vestido como un bufón errante, con campanillas en el gorro y los zapatos, distraen a la comitiva con juegos malabares. Las hadas patinan sobre los helados charcos, construidos por las hadas de los hielos, y beben un sabroso té a la menta para entrar en calor. Las más jóvenes se lanzan bolas de nieve del tamaño de un guisante y juegan a espantarse con ramitas de muérdago. Caillech deja el inframundo para traer el invierno a la tierra, relevando a Carlin en el gobierno de la naturaleza.
Poco a poco, el paisaje otoñal va dejando paso a los vientos fríos, la escarcha y los hielos del invierno. Las altas cumbres se cubren de nieve y todo parece entrar en un profundo letargo hasta el despertar del Beltane, la festividad del fuego. Cada año, el llegar del invierno es un momento mágico y hermoso. El suelo se endurece con el hielo y Caillech se adueña de los campos y de las montañas silenciosas, solo perturbadas por el silbido del viento, y cubre el paisaje con un manto blanco.

Compañeros de viaje