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miércoles, 31 de octubre de 2007

Hope and Memory



Hoy he tenido el día melancólico.
Pero no, nada de tristeza. Más bien ha sido como el despertar de un sueño, y comprobar que las cosas cotidianas, familiares, cómodas, estaban dónde tenían que estar.
Será que hoy por fin me he sentido bien por primera vez desde que enfermé hace una semana. Será lo que me gusta el cambio de horario invernal. Será el color de la tarde cristalino, desvaneciéndose, mientras sostengo un café al otro lado del frio cristal.
Han vuelto los puestos de castañas. Y el humo por las chimeneas. Y el cambio de ropa de temporada. Y arrebujarse calentitos en la cama con la compañía de un buen libro.
Ha llegado la hora de recojer, hacer balance, empezar a prepararlo todo para el siguiente año. Recordar...
No me puedo quejar, la verdad. Estoy justo donde tenía que estar.
Y si por el camino he perdido algo, no voy a poner las culpas donde no correspondan.
También he ganado cosas. He ganado en ilusión. He ganado en diversión. He ganado en madurez -¿quién decía que a estas alturas de la vida no se aprende?- y en tranquilidad de espíritu.
He llenado las cajas de mis recuerdos con los más preciosos objetos.
Y a su lado guardo los recordatorios que me hicieron sufrir con la misma avaricia que si fueran joyas.
No quiero desprenderme de nada, porque el año que viene, como estoy ahora a punto de hacer, abriré el equipaje y comprobaré que sigo viva.

Estoy bien. Estoy muy bien. Y me gusta.

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viernes, 26 de octubre de 2007

My favourite things



Mil cajas policromadas. Los imanes de mi frigo.
Las fotos particulares. Aquella tarde contigo.
Los lápices. Mis agendas. Mis direcciones queridas.
Esa prenda. Tus manías.No toser más en la vida.
Los bolsos. Todos mis libros. Una fruta por la calle.
Londres. Lo que te callas. Una puerta que se abre.
Cientos y cientos de pelis. Noches de blanco satén.
Conducir la Manzanita. Arena húmeda en los pies.
Un recuerdo doloroso. Todos aquellos, alegres.
Un regalo. Una rosa. Las ocasiones de verte.
Violetas, morados, púrpuras. Un placer inesperado.
Las velas. Diez kilos menos. Y el trabajo de tus manos.
Horas eternas de guardia. Un paseo por la villa.
El café. El chocolate. Mi ordenador. Y Sevilla.
Mi corona de la Reina. Las canciones de mi vida.
Un Degas, un Modigliani. Mi Aragorn talla gigante. Una herida.
Calles mojadas. El Otoño. El crepúsculo. La Luna.
La sonrisa de tu cara. Un beso. Las aventuras.
Lances de capa y espada. Mil cristales de colores.
El agua, que no me falte.Perfumes y sus olores.
Los hijos que nunca tuve. Mis niñas, mis favoritas.
El bribón del consentido. Y que me llamen Tita.
Mi cascabel de tobillo. Mi pulsera de la suerte.
Dormir toda la noche. Y verte.


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lunes, 22 de octubre de 2007

Va de Cuento...


...nos regía
un capitán que venía
mal herido en el afán
de su primera agonía.
¡Señores, qué capitán
el capitán de aquel día!


Nunca es mala excusa un encuentro literario. Sobre todo si el motivo de reunirnos vuelve a ser el tener el placer de escuchar a uno de nuestros autores favoritos.
Pérez Reverte ha vuelto a hacer de las suyas, y en un encuentro con estudiantes de secundaria ha tratado de despertar conciencias, sacudir ilusiones, abrir los ojos a las realidades mundanas...y todo esto salpicado de extrema empatía, un lenguaje apropiado al evento y muchas, muchas dosis de paciencia.
Y como siempre allí estaba la Marea Roja; acompañándolo, animándolo, y sobre todo, tratando de hacerle sentir que sus palabras no caen en saco roto. Que tiene seguidores que admiran lo que dicen, y que aunque no están de acuerdo con todas las opiniones que expresa, valoran la honradez con que lo hace.
Que es de lo que se trata, al fin y al cabo; de ser consecuente con uno mismo.

Pérez Reverte nunca ha querido equipararse al capitán Alatriste. Pero, como él, defiende aquello en lo que cree por encima de convenciones sociales. Sobra lo políticamente correcto. Y se vuelve mercenario no por dinero, sino por honor.

Como el perfecto caballero que es, ha tenido la gentileza de atendernos personalmente.

Y lo más gracioso de todo: he conseguido que le dedique un libro al clon, jeje.

jueves, 18 de octubre de 2007

Another One Bites the Dust


No sé muy bien que ocurre al volante de un coche, qué terrible y escondida alquimia es capaz de transformar a una persona en un ser ególatra y desconsiderado. Pero mientras me reponía del susto de las últimas noticias un desaprensivo tuvo la imprudencia de cruzarse temerariamente en mi camino, y obligarme a derrapar hacia la cuneta.
Esta vez no ha ocurrido nada, ni siquiera restos de neumático en el asfalto, pero es la tercera vez que una mala experiencia en la carretera se cruza en mi vida.
De la segunda aún llevo secuelas. El dolor de la primera no desaparecerá nunca.

No sé qué ganarán esos imbéciles por tratar de arañar unos segundos de tiempo a su desplazamiento. Lo que sí sé es que lo que unos ganan, otros lo pierden.
Dejan a su espalda miedo, dolor, rabia, impotencia...pero nada de eso cuenta para ellos.
Y lo que más me jode es la impunidad con la que se siguen cometiendo estos actos que no son otra cosa que imprudencias que un cabrón con suerte se resiste a dejar de cometer.
De nada sirven las amenazas legales, los partes, las denuncias...El imbécil suele alejarse muy ufano sin preocuparse de las consecuencias.

Pero yo no me quedo sin satisfacción; Afortunadamente criarme con cinco hermanos me enseñó a insultar como un hombre, a fumar como un hombre, a escupir como un hombre...;-)


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jueves, 11 de octubre de 2007

Beautiful Girls


Hace ya algunos meses que la Comisión de Calidad Asistencial aprobó el Plan de Cuidados estandarizados que realicé para el L.E.S. Y a la vuelta de las vacaciones me he encontrado con la grata sorpresa que ya se está utilizando el formato para los registros diarios.
Además, los congresos especializados y las mesas redondas siguen llamando a mi puerta.
No me puedo quejar; es la satisfacción del reconocimiento a la propia valía.
¡Y es bueno! Saber que en la profesión que has escogido y te gusta mereces cierta consideración, aunque sólo sea en un círculo muy limitado ayuda a recordar y corroborar ciertas decisiones.

Pero mi trabajo no es sólo académico.
Anoche una de mis preciosas niñas lúpicas me conmovió mucho más de lo habitual.
¿Cómo se consuela a una joven de 14 años a quien ha abandonado el noviete por el temor a la carga de una enfermedad desconocida? ¿Cómo cuando su preciosa belleza desaparece bajo las lesiones y la alopecia? ¿Qué puede redimirlas de una vida de revisiones, pruebas invasivas, dependencia de un tratamiento...?
Pero a veces mi profesión te recompensa de la mejor forma posible: no cambio todos los laureles del mundo por el abrazo que me dieron ayer.

Recordadlo, chicas: digan lo que digan siempre seguiréis siendo preciosas.

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lunes, 1 de octubre de 2007

Cambiar el Mundo.



Llueve. Al fin ...
Y cada gota arrastra una parte que estaba deseando lavar, la parte que el desánimo, la desidia, el dolor me lastiman cada año.
Hoy retomo mi vida tal y como me gusta que sea, con su orden y su caos, sus alientos y decepciones, sus rutinas y sus excentricidades, el trabajo, las amigas, las celebraciones robadas al tiempo, las ponencias a contrarreloj, los planes, los libros, las noches, las charlas...
Nada volverá a ser como solía; nunca lo es.
Pero no me importa.
Sé que el desgaste es imperceptible, pero estoy tranquila, tengo recursos.
Y aunque no necesite cambiar el Mundo entero, me basta con saber que soy capaz de recobrarme con la elegancia suficiente que el acuerdo tácito conmigo misma me exige.

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Compañeros de viaje