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miércoles, 30 de enero de 2008

Love of the Common People


Las cosas están empezando a ponerse malas en el trabajo.
¡Oh! No me refiero en lo personal. Yo sigo disfrutando de mi profesión, en la que soy un miembro bastante bien considerado. De hecho he sido de nuevo invitada a compartir mis conocimientos en una ciudad cercana, al sur de la mía. Además, la comisión de calidad acaba de insertar mis planes de cuidados en la cartera de servicios disponibles. Y he tenido el privilegio de ser la única en mi servicio que ha accedido a un módulo superior a la categoría que me corresponde.

No, la cuestión es que aún no ha acabado el mes y ya son tres las familias desconsoladas por la pérdida o las circunstancias.
Nunca se me ha dado mal servir de apoyo y consuelo. Siempre he logrado encontrar las palabras sinceras y el gesto oportuno para atemperar aunque sea levemente la pena.
Pero esta mala racha no sucedía desde hace mucho tiempo.
Y lo peor es la lista puede verse incrementada pronto.

Quizá porque yo me he visto tantas veces al otro lado del mostrador empatizo mejor con las familias afectadas. Quizá la experiencia personal ayude a valorar mejor el dolor ajeno. Pero me está haciendo cuestionarme algunas cosas.

Yo siempre he tenido la capacidad de separar la vida profesional de la personal. El hecho de despojarme del uniforme de trabajo cerraba mis circuitos lo bastante como para no sentirme afectada por las miserias de la enfermedad.
Pero ya son demasiadas de mis niñas. Tres se han ido. Otra padece un coma irreversible y un par de ellas más comienzan a manifestar complicaciones renales.

Quizá como en la canción de Golpes Bajos sean malo tiempos para la lírica. Pero aunque cada vez pago un peaje más alto, allí seguiré, decidida a compartir el dolor y el amor de mi gente corriente, de mi gente especial.


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viernes, 18 de enero de 2008

Centro de Gravedad Permanente.


Según el último bombazo literario se ha puesto de moda la diagnosis de la personalidad a través de la clínica de sus manifestaciones físicas.
¿Y qué quiere decir todo esto?
Pues nada más y nada menos que Dime dónde te duele y te diré quién eres.

Así que ahora va a resultar que la culpa del dolor de mi espalda y cuello no es del cabrito imprudente que conducía con exceso de velocidad y me tuvo haciendo rehabilitación cuatro meses, sino de mi dicharachera personalidad maníaco-depresiva-a-ratos-según-me-dé-el-punto.

La sentencia es clara: Dolor óseo = fallos de estructura = licencia para cambiar de humor a voluntad.

Puesmiratúquebien. Y ahora ¿dónde encuentro el ibuprofeno de la psique?

Pero en realidad, la verdadera cuestión es que jamás me ha molestado ser cómo soy. Salvo ligeros contratiempos.

Creo que he encontrado mi verdadero eje. Y no me importa que se desplace.


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miércoles, 16 de enero de 2008

One way or another



Las cosas no han salido como esperaba. Estaba tan confiada en que todo acabaría de una vez, que cerraría esta puerta para siempre...
Y de nuevo, la incertidumbre.
¡Maldita burocracia!
Y una vez más, mi maldita ciclotimia, que me hace dudar de mis decisiones, de mis propósitos.
Pero el desámino y el malhumor siempre me rondan.
Tengo que centrarme, pensar que es algo efímero y como tal, indigno de merecer más atención. Aunque tengo esas dos vocecitas en mi mente, disonantes, desincronizadas...

¡Vuela rápido, Tiempo!
Los días como hoy renegaría de ser Géminis...



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sábado, 12 de enero de 2008

Felicidad

Hace mucho que me di cuenta de una cosa que no hago más que corroborar a cada paso que doy:
La Felicidad no le interesa a nadie.

¡Oh! No me refiero a la personal, a la que cada uno ansía poseer a cualquier precio. Me refiero a LA FELICIDAD así, con mayúsculas. A la del resto del mundo, a la que no se puede acceder, a esa que se menosprecia para no reconocer que se envidia.
Claro, que lo que se lleva es el rollito incomprendido, la pena incurable, el hastío por la vida...y no tener pudor en contarlo. Así ¿quién no recibe palmaditas en la espalda?

Yo he llegado a un punto en mi vida en que soy feliz. Tengo un trabajo estable y que me encanta(¡gracias a los dioses por los pequeños favores!), una pareja que me es y a la que soy fiel sin que eso nos suponga ningún trauma o esfuerzo, una familia como pocas hay, un puñado de amigos leales pero de los de verdad, tengo (aquí aún toca cruzar los dedos) salud , tengo dinero para darme los caprichos que se me antojan pero sobre todo me tengo a mí misma, a quien he aprendido a valorar en su justa medida y dejar de sentirme menospreciada o disminuida por las opiniones externas.
Pero oiga, es que esto le importa un carajo al resto del mundo.
Perfecto. Y a mí ¿qué más me da?




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miércoles, 9 de enero de 2008

Arreglar el Mundo


Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba sus días en su laboratorio en busca de respuesta para sus dudas, pero en vano encontraba una solución.


Cierto día, su hijo de seis años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar, el científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiera entretenerlo.
De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba.
Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo: Como sé que te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin la ayuda de nadie.

Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamada calmadamente.
-Papá, Papá, ya hice todo, conseguí terminarlo.
Al principio el Padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que a su edad, haya conseguido componer un mapa que jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levanto la vista de sus anotaciones, con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño.

Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible?, Cómo el niño había sido capaz?

Hijo, tu no sabías cómo era el mundo, cómo lo lograste?.
–Papá, yo no sabía cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura del hombre. Así, que di vuelta a los recortes, y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era.
Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta a la hoja y vi que había arreglado al mundo.



Gabriel García Márquez

domingo, 6 de enero de 2008

Wisemen


Majestades, Excelencias

¿Cómo comenzar esta carta sin utilizar el previsible "este año he sido buena".
No, yo no lo he sido. Ni mala tampoco, no al menos más de lo habitual. Y quizá por eso, este año he recibido taaaantas cosas...
¡Uf! Desde luego que ha sido un año excepcional, lleno de contradicciones. Un año donde he tenido la suerte de vivir uno de los momentos más maravillosos de mi vida, y a la vez donde estoy pasando las horas más negras.
He compartido dichas, penas, secretos y bromas...Me he reido y he llorado.
He conocido gente excepcional, y "excepcional". He besado a don Arturo (¡guauuuu!) y he sido recompensada de una mirada de Viggo (aunque ya no me dura el hematoma que conseguí por su culpa).
He descubierto amigos maravillosos, y he perdido otros. He saludado emocionada a gente a la que nunca había visto y he dejado escapar el mejor abrazo. He viajado como nunca.
He tenido grandes alegrías y grandes decepciones. Y he sufrido mucho.

Este año, Majestades, no deseo pedir nada. Esta carta es para dar las gracias, por todo y a pesar de todo. Para decir que sigo aquí, y que aquí pueden encontrarme. Para lo que se les ofrezca.

P.S. Si me permiten, una única petición: Qué este año que entra sea al menos como el que se va. Con eso me conformo.


Hace justo un año que escribí esta carta a los Reyes, llena de miedos, de esperanza, de dolor. Y es justo reconocer que Sus Majestades tuvieron a bien reconocerme algunos de mis méritos.
He crecido, mucho, en madurez, en fortaleza, en autoestima...
He sufrido derrotas y decepciones, sí. Pero me he llevado vivencias de gente maravillosa que nunca se borrarán de mi mente.
He reparado viejas uniones y he creado nuevas. He aprendido con placer y humildad.
He satisfecho múltiples caprichos y he tenido que deshacerme de viejos lastres.
Pero sobre todo, he convivido conmigo misma como nunca.
He sido millonaria en cariños y he conocido la bancarrota. He pensado que estaba al salvo y he vuelto a caer en las dudas y el miedo. He tenido confianza y la he perdido.Y he llorado a gente que se fue.

Este año, Majestades, estoy servida.
Pero, si es verdad que pierdo la subvención si no escribo, tengo un deseo: es sobre todo que toda la gente a la que quiero alcance su máxima felicidad. Y si esto no es posible, que me den fuerzas para estar a su lado y sostenerlos hasta dónde me sea posible.

Hasta el año que viene.


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viernes, 4 de enero de 2008

Proposiciones

Nunca me han gustado los planes a largo plazo,
ni los propósitos inalcanzables de cada Año Nuevo.
Prefiero evitar las derrotas y sinsabores.
Este año sólo quiero una cosa:
Que no se pierda mi Memoria.


Propongo un alto, un privilegio ciego,
Un voto de confianza para hacer el amor.
Propongo un sismo en la valoración,
Un día, con la verdad, ir donde haya que ir.
Y que las noches no sean detenidas
Y que ni un parque se salve de la plaga:
Que no envejezca un lecho en soledades,
Que ni una sábana se quede sin historia,
Ni un solo cuerpo fuera del precipicio:
Que ni un guerrero se quede sin su gloria.

Propongo ver en los antepasados,
Hechos a duras penas,
Rotos por sus viejas mentiras.
Propongo un sismo en la valoración
Ahora que se inauguran las fechas de la acción.
Propongo el ruido de cuerpos a la gente,
Propongo guerra sin tregua a las iglesias,
Propongo un hombre de altar, enmudecido
Sobre la arena caliente de este tiempo.
Propongo días distintos a los días
Para seguir amando este momento.



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Compañeros de viaje