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miércoles, 28 de enero de 2009

Sólo se vive ¿una vez?



"Hoy es un buen día para morir", es lo que pensaría el cabrón del taxi.
Y en un alarde de generosidad, harto magnánimo, imaginó que llevarnos a todos los de la calle con él sería cosa de agradecer.

¡Qué banal que nuestra existencia dependa a veces de la sonrisa de la insultante Fortuna!
Pero hoy la moneda ha caido de Cara.
Gracias a los diosecillos por los pequeños favores.

9 comentarios:

Cris dijo...

Eli, espero que estés bien. Si es que hay gente a la que le deberían de quitar el carnet de conducir. Muchos besos.

Eli dijo...

Estoy bien, Cris, gracias.
Sólo me duele mi vieja lesión del cuello y creo que es más bien por los nervios.
¡La que se pudo haber formado!
Menos mal, todo quedó en el susto.

Lal dijo...

O_O Nena, que sustazo. Me alegro que quedara en eso. Cuida ese cuello, por los dioses, que a mí el mío me tiene desde el viernes sin dejarme levantar cabeza, literalmente.

Sra de Zafón dijo...

Caramba Eli, menos mal que no fue más.
La verdad es que a veces viendo las cosas que suceden tengo una sensación extraña con la fatalidad, como si estuviese sincronizada al milimetro con la vida ( en tiempo) del que se lleva por delante, fabricada en el mismo instante de nacer, esperando...
Prefiero no pensar en ello.
Un beso muy grande.

Ado dijo...

Me alegra saber que estas bien y que ha quedado sólo en un susto, como tú dices. Que se pase el dolor pronto (y el tuyo también Lal).

Lenka dijo...

Pero niña, qué susto!!! Me he quedado a cuadros!!! Buf, cómo me alegro de que la cosa se quedara en un susto, pero desde luego al tipo habría que darle de gorrazos de aquí a Triana (y desde mi casa debe haber un trecho, te diré)

Cuídate ese cuello y ponte buena!!!

Alberich dijo...

Jopé,pro q ha pasaso???

spro q stés bien dentro de lo q cabe.

abrazos de oso!

Eli dijo...

Gracias por preocuparos, chicos.
En realidad fue más el susto y el cabreo por lo que pudo haber sido.
Un taxista con prisas que adelanta por la derecha (por el arcén) justo antes de un cruce, provocando un frenazo del que salía que hizo que se atravesara en la calzada obligando al resto del tráfico a frenar de improviso a su vez. Yo suelo dejar espacio, pero me tuve que subir a la acera para no comerme al de frente que se metió en mi carril.
Al final, mucha gente airada y nerviosa, pero ningún percance que lamentar.
El del taxi, por supuesto, desapareció sin saber lo que se formó detrás suya.

En fin, que esto ha sido más la forma de desahogarme por un cabreo que otra cosa.
Besos para todos.

Jose dijo...

al menos tenemos algo que agradecer a los diocesillos!!me alegro de poder seguir leyendote ;)


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