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viernes, 10 de octubre de 2008

True Blue

Se llama Nati, tiene 92 años y vive anclada a un presente que es su celda y su realidad.
Los dioses siempre han exigido un tributo por sus gracias y el precio de la longevidad es la moderna maldición de nuestros días: Nati se despierta a diario sin recordar más que la rutina en la que su vida se ha convertido.
Todos aquellos tesoros de su memoria que hacían que fuese ella misma se desvanecen; algunos restos perdidos afloran aún ocasionalmente y de repente la luz de los ojos de Nati se enciende con el dolor del reconocimiento. Pero lo habitual es verla sentada mirando a ninguna parte, acariciando las perlas que lleva al cuello -siempre fueron sus favoritas-.
Algunos días, los mejores, o los peores según se mire, trata de escarbar entre lo que enturbia su mente.
-Hola, abuelita.
-¿Y tú quien eres?
-Tu nieta. ¿No me reconoces?
-¡Claro que sí, corazón mio!...¿Y tú quien eres?

Pero últimamente anda inquieta. No parece probable que lo recuerde, pero el caso es que se acerca la fecha del aniversario en que se quedó viuda. Y si por algo hay que dar gracias al Alzheimer es por el dolor que evita...excepto en los raros momentos de lucidez:
-Cariño, dime ¿cómo se llamaba mi marido?
-Se llamaba L, abuela.
-Y mi marido ¿está muerto?
-Sí, abuela, lo siento mucho.
-¡Ay, qué dolor! ¡Qué lástima de mi marido!

Enormes lágrimas, engrosadas aún más por la refracción de las lentes que ya casi no le sirven, caen por sus mejillas.
De repente, la calma.
Y vuelta a empezar:
-Cariño, dime ¿cómo se llamaba mi marido?

7 comentarios:

Ina dijo...

Es terrible ver que no pueden agarrarse ni a los recuerdos, porque se les escapan. Mi abuela sufrió Alzheimer durante ocho años, lamentablemente ella perdió la motricidad y el habla totalmente. Sólo puedes quererla mucho. Y ya lo haces. Un beso.

Cris dijo...

Que penita da pensar que hayan perdido tantos recuerdos.
Como dice Ina, ahora solo puedes darle todo tu amor, y estoy segura de que ya se lo das.
Besos.

Jose dijo...

El Alzheimer es algo que como no te toque no sabes lo que se sufre. Darle cariño para que en los momentos de desconcierto se encuentre arropada es lo mejor. Mi abuela no estuvo tanto tiempo como la tuya, Ina, pero el suyo fue a pasos super-agigantados. Esperemos que la ciencia evolucione y se encuentre remedio. Un abrazo.

Lal dijo...

Es tan triste... Los abuelos siempre me han dado un especial sentimiento.
Un abrazo enorme, a las dos.

Ado dijo...

Yo también se lo que es eso, mi abuela estuvo enferma 10 años. Animo y muchos besos a las 2

Celadus dijo...

También tienen sus momentos de paz, y creo que en esos momentos, cuando no son conscientes de que olvidan, son felices, porque siguen siendo capaces de sentir el cariño de quienes se lo ofrecen. Una caricia, un abrazo, un beso, tiene un valor intrínseco, el calor humano, independientemente de que recordemos o conozcamos a quienes nos lo dan. El amor, especialemnte en estos casos, es una medicina milagrosa.

Lenka dijo...

Ay, Eli, qué dolor. Desde luego es una broma de la vida, y una de las peores. Es una enfermedad que me cabrea. Encuentro indigno que agarre a nuestros abuelos, siempre tan sabios, y los convierta en criaturas confusas. No es justo. No es justo el modo en que el alzheimer mina esa fortaleza, esa nobleza, ese aplomo de años. No es justo que desbarajuste toda una vida. Sólo podemos combatirlo con el amor más incondicional y negándonos a olvidar quiénes fueron, lo grandes que fueron y salvar sus recuerdos, ya que ellos no pueden. Muchos besos para las dos.


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