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lunes, 6 de octubre de 2008

Acoso, señuelos y lindezas telefónicas


Ya no basta con que te acosen en la intimidad de tu hogar, el cual debería ser sagrado. No, ahora además de joderte la siesta, la peli o lo que tengas a bien estar haciendo (casi siempre la hora más inoportuna) ahora, como digo, te insultan con la impunidad que les protege amparándose en los dichosos números privados.

Normalmente no suelo responder a una pantalla sin número, pero algunas veces, y con eso cuentan, me pillan fuera de juego.
No hace ni una hora que me ha llamado una supuesta señorita (y digo supuesta porque aún no sabía nada de ella) preguntando por los señores de la casa. Da mil vueltas evitando identificarse y tratando de hacerme caer en la trampa de reconocer que soy la titular de una tarjeta de crédito y por lo tanto destinataria de algo tan maravilloso capaz de cambiarme la vida. Pero antes de que comience su perorata trato de hacerle entender que no me interesa nada de lo que me pueda ofrecer. Que si hubiera sido el caso ya hubiera procurado yo hacerme con ello. Así que con educación (al fin y al cabo una cree que la prójima está haciendo su trabajo) le respondo: señorita, por favor, no siga porque no me interesa.

De repente la gachí se transmuta en fiera corrupia y comienza a soltar espumarajos por la boca acompañado de lindezas tales que va a necesitar una nueva ortodoncia como tenga la mala suerte de que me la encuentre cara a cara. Le exijo que me pase con su inmediato superior, y la muy simpática cuelga.

¡Lo he conseguido! En el duelo de resistencia y por primera vez he logrado que la que pierda la calma sea la intrusa.
He estado tentada de llamarla una y mil veces, para hacerla sentir "como en casa", pero al fin y al cabo alguien tiene que mantener el sentido común, la cordura y la dignidad.
Me basta con saber que tienen un flanco vulnerable.
Pero eso no me consuela del acoso constante.
¿Hasta cuando vamos a tener que soportar el spam telefónico?
Lo que no entiendo muy bien es cómo pretenden las empresas ganar dinero contratando a energúmenas de tal calaña y educación. Porque no será por su oratoria, no.
Aunque a lo mejor sí que se trata de lo grande que tengan las tragaderas.

8 comentarios:

Cris dijo...

Anda que no son pesados!!! Un día llamaron diez veces, y se veía el número. La primera vez contesté, pero desde la segunda les descolgaba el teléfono y volvía a colgar. Así todo el rato hasta que se cansaron.

Jose dijo...

El spam telefonico ya tiene los dias contados porque hay/habrá ley en su contra. Y las lindezas de las señoritas que ponen de telefonista duran contratadas un mes (y te lo digo por experiencia, que tengo amigos trabajando en eso). La mayoria, por lo visto, incluso se ponen borde queriendo para que las despidan por las condiciones tan pésimas que tienen (no saben siquiera que ellas mismas pueden irse sin consecuencias)

Pero que si, que son unos pesaos y que de aqui a nada ya nos dejaran tranquilos ;)

Eli dijo...

Uf, ojalá sea prontito, porque ya me están calentando y ya me conocéis el genio!!!

Lal dijo...

Pero bueno!!!!
A mi nunca me ha tocado ninguna borde semejante, pero si me toca estaré preparada con mi guía de insultos, jeje.
A ver si es verdad que nos dejan vivir de un vez, pesaos!

Ado dijo...

Yo las aburro. Me cuelgan por aburrimiento y no vuelven a llamar en una temporada. Son ellos los que gastan teléfono, asi que les hago preguntas cada vez más absurdas y se acabó jajaja. A veces me aburro...

Ina dijo...

¡Jajaja, qué artista Ado!
Yo suelo fingir que no soy yo (soy la asistenta, o la canguro...)pero como a todo el mundo alguna vez también me pillan. Me cagaría en su madre abiertamente, pero hasta el momento no me he atrevido nunca. Claro que ahora que la Reina ha sentado precedente... :D

Lenka dijo...

Jejeje, yo hago lo mismo que Ina. Soy la canguro, o la asistenta. O bien justamente en tres días me voy a vivir a Bruselas, por una beca. Cachis. Si te quieren vender algo no falla decir que estás sin trabajo y en una "muy mala situación personal". Les da pena y cuelgan. Mi madre le contó una vez un pedazo drama a la de las enciclopedias que a poco la hace llorar!!! No llamó nunca más.

Un borde no me ha tocado nunca, pero si me pasara algún día, y dado que contamos con permiso de Su Majestad, estaré encantada de llamarle "sietemesino con salsa tártara" ;-)

Eli dijo...

Jaja, Len, buena idea: tirar del capitán Haddock :)


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