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miércoles, 3 de febrero de 2010

Punto y aparte


Durante diez años Linda fue la entusiasta de los anticuarios. Los sillones eduardianos, el jarrón de Lalique, la alfombra persa de Tabriz...
Un corazón roto; es todo lo que me dejó. Pero...
¡Bah!
¿Quién necesita decorador?

4 comentarios:

Lenka dijo...

Pero qué bueno y qué tremendo, Eli. Cómo se te ocurren esas cosas???

Eli dijo...

Yo no diría que es bueno ni tremendo pero cuando tienes una pulsión esperando, mejor dejarla salir.
Esta idea la tuve todo un día revoloteando por mi cabeza a causa de un sueño. En él sólo veía una estantería vacía con etiquetas fantasma de las cosas que ya no se mostraban en ella.
El resto, es sólo una idea obsesiva.

Gracias, cariño, por tu observación.

Sra de Zafón dijo...

Qué buena eres contanto historias! de verdad, suscribo las palabras de Lenka.

Más besos

Cris dijo...

Pues es lo mejor que puedes hacer cuando te pasa eso, Eli. Plasmarlo en algún sitio. Porque te ha quedado estupenda la historia.
Besos.


Compañeros de viaje