
Sé que estás ahí.
Siempre a un paso, siempre detrás de mí. Y ni siquiera eres tan valiente como para mostrarte de frente.
Pretendes medrar, pero eres tan previsible, tan patéticamente previsible que apenas si mereces consideración.
Tú nunca te has atrevido a hacerme frente, aunque reconozcas que soy la única que tiene valor para eso. Y sin embargo, continúas con tus ridículos intentos, sabiendo que más tarde o más temprano tu cobardía no te dejará otra salida que abandonar por enésima vez.
Y yo te veo...
¿Quieres oirla?
No hay comentarios:
Publicar un comentario